El cuento del Lobo

El pasado mes de marzo se hicieron públicos los resultados del censo nacional del lobo por parte del Grupo de Trabajo del Lobo, integrado por el MAGRAMA y aquellas CCAA con presencia de la especie. Este censo fue promovido y coordinado desde el MAGRAMA, tras un periodo previo de elaboración y acuerdo de una metodología común, habiendo participado en el mismo expertos científicos en la especie.

El citado censo concluye que, en total, se ha obtenido para España durante el período 2012-2014 una estima de 297 manadas de lobo, estimando que la ocupación territorial del lobo alcanza los 91.620 km, en concreto, un 18,32 % de la superficie de España. A la vista de este estudio la conclusión es inequívoca: aumenta la población de lobo en España.

Quizás porque intuían estos resultados o quizás porque conocían con anterioridad a su publicación los mismos o bien porque, en esta ocasión, conocían la realidad del campo reflejada en dicho censo, diferentes grupos ecologistas iniciaron desde muchos meses antes su campaña “a favor del lobo” informando de que la especie corría serio peligro e instando a las diferentes administraciones públicas a su urgente protección. De esta forma, empezaron a cuestionar la metodología empleada, publicaron estudios paralelos que ponían entredicho los datos parciales oficiales e incluso aparecieron noticias sobre supuestos falseamientos del censo oficial nacional. La propaganda ecologista fue in crescendo con noticias, opiniones y artículos contrarios a cualquier iniciativa pública que no implicara la protección absoluta de este carnívoro conforme se acercaba la publicación del censo nacional; esta campaña culminaba con una manifestación celebrada en Madrid el pasado día 13 de marzo en la que se abogaba por esa protección total del lobo ibérico.

Mientras tanto en Andalucía, donde la población de lobos actual es escasa, la Junta de Andalucía anunciaba en septiembre del pasado año la puesta en marcha del II Plan de Recuperación del Lobo Ibérico en Andalucía, con la participación de conservacionistas, ecologistas y cazadores, entre ellos la Federación Andaluza de Caza. Fieles a nuestro compromiso por la conservación de nuestro Patrimonio Natural -el lobo lo es- la Federación Andaluza de Caza aceptó la invitación de la Consejería de Medio Ambiente a fin de participar en un proyecto LIFE sobre comunicación ambiental. Es nuestro deber como andaluces y como defensores de nuestro patrimonio medio ambiental.

Sin embargo, esta estrategia de la administración andaluza fue y está siendo duramente hostigada y criticada por sectores del ecologismo andaluz a los que no les basta el citado plan de recuperación, sino que apuestan por la urgente adopción de medidas, entre ellas, la reintroducción de ejemplares del norte de España, actuación que, como es obvio, es rechazada por el sector ganadero y cinegético andaluz, incluida la Federación que presido.

A pesar de que teóricamente los ecologistas suelen ser poco partidarios de la intervención humana para resolver problemas de la naturaleza, personalmente, no me extraña la postura de estas organizaciones en el caso del lobo y su apuesta decidida por la reintroducción de ejemplares al igual que ocurrió con el lince ibérico, ya que el “modelo lince ibérico” es apetecido por cualquier persona o entidad que aspire a subvenciones públicas.

Por nuestra parte, apostamos por la concienciación de la población andaluza en torno a esta especie y por la expansión natural de la misma en Andalucía. Cualquier otra actuación contará con nuestro rechazo pues no resultan necesarias, vistos los datos del censo nacional.

Que no nos vengan con cuentos y menos con el cuento del lobo.



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